"Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver" Aristóteles

dimarts, de juliol 19, 2005

El día menos pensado

Era un día cálido y soleado, el verano asomaba al mismo tiempo que el mes de julio daba los primeros avisos del calor sofocante que se avecinaba. Iba a ser un verano caluroso, sin duda. El sol iba a castigarnos con temperaturas de alivio pero no conseguía alumbrar mi futuro, el cual se presentaba nublado, oscuro e incierto. Tras un fracaso que, al fin y al cabo, no lo era tanto pues es mejor aspirar a rey que a sirviente, decidimos cenar en aquel lugar que tan poco te gusta, una triste rutina para unos tristes días, pese a contar con la mejor de las compañías. Yo decidí no mirar más allá del presente, eso es: Carpe Diem, o mejor dicho, por la situación: Triste consuelo.

Quien iba a decirme a mi que más de una veintena de primaveras a mis espaldas iban a resultar una solución para mi negro porvenir... Quien iba a decirme a mi que tener lo que no pensaba que tenía iba a suponer un oasis en mi tortuoso camino por el desierto de la nada, camino a ninguna parte... Quien iba a decirme que un sendero casi imperceptible para mis entonces ofuscados ojos se abría ante mi... Cuán afortunado me sentí cuando me abriste los ojos e hiciste la luz para que yo pudiera contemplar un camino que para mi se hallaba tras las puertas del cielo.

Así es, había un futuro para mi y doce meses era el tiempo que necesitaba para hacerme con la llave necesaria para abrir la puerta cuyo cerrojo sellaba el paso hacia un lugar que creía vetado para mí. Pude ver que en mis manos tenía el poder de adentrarme en ese camino que tanto anhelé recorrer y que, por insensato, no puede surcar cuando tuve la ocasión.

Desconozco que sería de mí si no me hubieras iluminado con tu mágica luz. El caso es que la búsqueda del preciado tesoro comenzó y tras vérmelas con personajes históricos, recordados filósofos y luchar contra queridos enemigos llenos de hojas y tinta tuve el premio que buscaba: la anhelada llave. Una llave de incalculable valor que luce una curiosa inscripción: 6,83. Posiblemente una cifra mágica que más allá de un mero valor numérico tenga un significado mucho más valioso: El pasaporte hacia un futuro.

Pelayo y la Iglesia

- Hola Padre Juan.
- Pelayo... ¿Qué tal? Hace mucho que no vienes por la Iglesia.
- Desde que tomé la Primera Comunión, ni más ni menos.
- Es mucho tiempo para alguien que se educó en un colegio religioso privado.
- ¡Y de los caros!
- No entiendo.
- Lo terrible es cuando te haces mayor y descubres que todo es una patraña.
- No eres consciente de lo que dices, no te ganarás el cielo así, hijo. Esta mancha en tu historial te pasará factura.
- Podemos hablar de manchas si quiere, padre: Inquisición, homofobia, pedofilia, apoyo a dictaduras, política del miedo...
- ........
- ¿Seguimos con las manchas?
- Que tengas un buen día, muchacho.
- ¡Hasta más ver!